Show Notes
La condición de la persona sin Dios es completamente desesperante: ¡está muerta! Por sí misma no podría tener una salida ni recursos suficientes para salvarse. De ese modo comienza la descripción en Efesios 2, diciendo cómo estábamos: muertos en nuestros pecados y delitos. Aun cuando estemos ‘naturalmente’ vivos, lejos del Señor Jesús estamos perdidos y muertos espiritualmente.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecados. ¡Por gracia ustedes han sido salvados! (Efesios 2:4-5).