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Jesús no te ve con ojos de condenación, sino de salvación. Es posible que estés luchando en este momento con tus debilidades, que hayas caído y te sientas miserable o avergonzado por la mirada de otros; pero, el Señor mira más allá, con esperanza y lo que puedes llegar a ser.
En esta oportunidad quiero animarte a acercarte a Dios. Enfócate en Jesús y en lo que quiere para ti, porque con Cristo encontrarás ojos de esperanza.